El Águila de Sangre o Águila Sangrienta

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El Águila de Sangre o Águila Sangrienta

Bajo el epítome Águila de Sangre o Águila Sangrienta se escribe uno de los capítulos más morbosos, escabrosos y siniestros de la historia de los vikingos. Ejecución, tortura, sadismo y venganza, sin embargo, ¿es cierta esta parte de su historia?

El  Águila de Sangre era un método de tortura y ejecución que se menciona en algunas sagas nórdicas, especialmente en las Islandesas, consistente en practicar una o dos incisiones en la espalda de la víctima viva, a lo largo de la columna vertebral o a los lados de ésta, para partir y sacar las costillas y extraer a través del orificio los pulmones, que quedarían colgando en la espalda, como unas alas sangrantes. Algunas versiones hablan de esculpir a machete unas alas en la carne viva de los torturados, otras van hasta el extremo de aseverar que la forma de las alas se formaba con los propios intestinos de la víctima. Algunos también aseguran que las heridas se cubrían con sal.

Algunas víctimas de esta tortura las encontramos en sagas como la Saga Orkneyinga, la Norna-Gests þáttr, Knútsdrápa o en la conocidísima –e importantísima para los historiadores– Crónica Anglosajona y algunas de sus víctimas fueron Edmundo el Mártir rey de Anglia Oriental, Halfdan Hárfagri de Harald I de Noruega, Máel Gualae, rey de Munster, el arzobispo Aelfheah de Canterbury o el también conocidísimo rey Aella de Northumbria.

Sin embargo, y detrás de todo este halo de morbosidad y crueldad que ha cautivado a más de uno y a más de dos, existen serias dudas. ¿Qué pensaríais si os dijese que, más que probablemente, el Águila de Sangre es otro de los tantos mitos que giran alrededor de los vikingos?

Vamos a deshacer el ovillo del mito.

Desde hace unos años la autenticidad y veracidad de esta práctica ha sido muy cuestionada por historiadores y por expertos lingüistas y – pese a que la facción que sigue creyendo que se trata de un hecho histórico real en contestación a los cristianos por parte de los vikingos es fuerte – la facción que apuesta por la ficción en las Sagas Islandesas y las malinterpretaciones lingüísticas crece con fuerza y, sobre todo, con peso y rigor histórico.

Para comenzar, a día de hoy no existen evidencias arqueológicas de ningún tipo – ni siquiera en las tumbas halladas con sacrificios humanos – que sustenten de forma tangible el uso o práctica del Águila de Sangre. Todo lo que tenemos sobre esta tortura proviene de las Sagas que, como bien sabemos, se trata de textos escritos por los nórdicos mucho tiempo después del fin de la Era Vikinga, cuando Escandinavia e Islandia eran ya cristianas, especialmente entre los siglos XII – XIII. Además, la gran mayoría de las Sagas – por no decir todas – beben de la tradición oral procedente de la Era Vikinga, que pasó durante siglos de boca en boca y que, principalmente, lo que buscaba era el ensalce de las figuras heroicas del ideario escandinavo. Es decir, mitos y leyendas con cierta base histórica o real.

Las dos fuentes escritas más importantes que contienen el uso del Águila de Sangre son dos y una deriva de la otra; en primer lugar, la Crónica Anglosajona del año 867 con la supuesta muerte del rey Aella de Northumbria a manos de Ivar el Deshuesado quien le practicó esta tortura y, la segunda, la saga nórdica Knútsgrápa, escrita en algún momento entre el año 1020 y el año 1038 que no es sino la versión nórdica de la muerte del rey northumbrio.

La leyenda que nos ha llegado hasta hoy en día, cargada de heroicidad y epicidad cuenta como Aella acabó con el rey vikingo semilegendario Ragnar Lodbrok al arrojarlo a un pozo lleno de serpientes venenosas, negándole así de forma vil el honor de morir en combate y, por lo tanto, de entrar en el Valhalla. Esto provocó la ira de los hijos de Ragnar quienes, a finales del siglo IX, izarían velas con el Gran Ejército Danés rumbo a Inglaterra donde Ivar Sin Huesos o el Deshuesado vengaría la muerte de su padre asesinando a Aella practicándole la atroz Águila de Sangre.

La Crónica Anglosajona, sin embargo, es sustancialmente distinta; en ella la muerte del rey northumbrio es igualmente cruel, no obstante, lo que nos dice es que el cuerpo del rey, una vez muerto a manos de los hombres del norte, fue abandonado y arrojado en el bosque, utilizando la metáfora “dejado como pasto para las águilas”, donde águilas podían haber sido cuervos, buitres o cualquier otro animal carroñero.

Y de aquí, al mito. ¿Cómo se acabó ideando una tortura tan escalofriante como el Águila de Sangre? Sobradamente conocido es el hecho de que los poetas escandinavos, los llamados escaldos, solían utilizar figuras literarias muy rebuscadas e ingeniosas, llamadas “kennings” y que significaban, literalmente, “agudezas” o metáforas que servían para ensalzar y adornar hechos banales o poco atractivos por sí mismos, cotidianos o mundanos. Esta forma de narrar era conocida por los vikingos, quienes conocían estas figuras y sus significados, sin embargo, con el tiempo, las historias perduraron y pasaron de generación en generación y de boca en boca, los vikingos dejaron de ser vikingos, se cristianizaron y olvidaron sus raíces poéticas y el arte de la escáldica olvidando, a su vez, los significados de estas metáforas que perduraron en el tiempo sin ser comprendidas o que se tomaron a pies juntillas. Transcripciones, traducciones, malinterpretaciones – intencionadas o no – derivaron a la postre en un mito que, por lo que los análisis históricos nos muestran, tiene muy pocos visos de ser real. El mito creció y se propagó y poco tiempo después los poetas – y todos quienes los leían – dieron por sentado que el Águila de Sangre era una práctica habitual de los vikingos para con sus enemigos, una forma de advertencia que encumbraba la magnitud del carácter bélico y vengativo de los vikingos.

Piedra rúnica Stora Hammars I hallada en Gotland (Suecia).

Algunos historiadores han querido ver en la piedra rúnica Stora Hammars I hallada en Gotland (Suecia) la imagen de un Águila de Sangre en proceso; en la piedra podemos ver a un hombre boca abajo y a otro hombre sobre él con algún tipo de objeto punzante en sus manos que, presumiblemente, podría haber utilizado sobre su espalda. En la misma piedra, justo encima, se puede observar un Valknut – símbolo de Odín – y lo que algunos han querido ver como dos águilas. Lo cierto es que se trata de dos pájaros que, teniendo en cuenta el significado del Valknut relacionado con Odín, más podrían ser sus cuervos, Hugin y Munin. Estos historiadores han entendido esta escena como un Águila de Sangre, animados por una expresión en nórdico antiguo, blóthorn blóðörn, que podría haberse traducido por Águila de Sangre y que se habría vinculado a sacrificios humanos en honor a Odín. Sin embargo, sabemos que los vikingos aunque sí sacrificaban humanos, no tenían por norma torturarlos antes, los sacrificios eran limpios y, generalmente, se practicaban con esclavos. Visto desde la óptica de las Sagas, el significado que desprende esta práctica del Águila de Sangre es, claramente, una tortura a un primer enemigo tan fuerte de los vikingos y contra el que tenían tanta rabia y ansia de vengaza como fue Aella de Northumbria, de cuya historia derivaron el resto y que, más que probablemente, sea el fruto de una malinterpretación o una mala traducción. Lo que nos queda por saber es si fue intencionada, o no.

Bibliografía

  • FRANK, Roberta. «Viking Atrocity and Skaldic Verse: The Rite of the Blood-Eagle». The English Historical Review. Vol. 99, No. 391, April 1984
  • GRIFFITH, Paddy. Los vikingos el terror de Europa. Ariel, Madrid, 2013.
  • HARRISON-GERRY, Mark. Viking Hersir 793-1066 d.C. Osprey publishing, Westminster, 1993.